martes, 12 de marzo de 2013

Esa CASA :

Que iluminada con la Noche Serena, me habla desde el Silencio. Y en sus paredes baila la luna esa Casa me tiene enamorada el Alma hasta los huesos.

2 comentarios:

  1. Fray Luís de León, para leer muy, muy despacio.

    NOCHE SERENA

    Cuando contemplo el cielo
    de innumerables luces adornado,
    y miro hacia el suelo
    de noche rodeado,
    en sueño y en olvido sepultado,

    el amor y la pena
    despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
    despiden larga vena
    los ojos hechos fuente;
    Loarte y digo al fin con voz doliente:

    «Morada de grandeza,
    templo de claridad y hermosura,
    el alma, que a tu alteza
    nació, ¿qué desventura
    la tiene en esta cárcel baja, escura?

    ¿Qué mortal desatino
    de la verdad aleja así el sentido,
    que, de tu bien divino
    olvidado, perdido
    sigue la vana sombra, el bien fingido?

    El hombre está entregado
    al sueño, de su suerte no cuidando;
    y, con paso callado,
    el cielo, vueltas dando,
    las horas del vivir le va hurtando.

    ¡Oh, despertad, mortales!
    Mirad con atención en vuestro daño.
    Las almas inmortales,
    hechas a bien tamaño,
    ¿podrán vivir de sombra y de engaño?

    ¡Ay, levantad los ojos
    aquesta celestial eterna esfera!
    burlaréis los antojos
    de aquesa lisonjera
    vida, con cuanto teme y cuanto espera.

    ¿Es más que un breve punto
    el bajo y torpe suelo, comparado
    con ese gran trasunto,
    do vive mejorado
    lo que es, lo que será, lo que ha pasado?

    Quien mira el gran concierto
    de aquestos resplandores eternales,
    su movimiento cierto
    sus pasos desiguales
    y en proporción concorde tan iguales;

    la luna cómo mueve
    la plateada rueda, y va en pos della
    la luz do el saber llueve,
    y la graciosa estrella
    de amor la sigue reluciente y bella;

    y cómo otro camino
    prosigue el sanguinoso Marte airado,
    y el Júpiter benino,
    de bienes mil cercado,
    serena el cielo con su rayo amado;

    - rodéase en la cumbre
    Saturno, padre de los siglos de oro;
    tras él la muchedumbre
    del reluciente coro
    su luz va repartiendo y su tesoro -:

    ¿Quién es el que esto mira
    y precia la bajeza de la tierra,
    y no gime y suspira
    y rompe lo que encierra
    el alma y destos bienes la destierra?

    Aquí vive el contento,
    aquí reina la paz; aquí, asentado
    en rico y alto asiento,
    está el Amor sagrado,
    de glorias y deleites rodeado.

    Inmensa hermosura
    aquí se muestra toda, y resplandece
    clarísima luz pura,
    que jamás anochece;
    eterna primavera aquí florece.

    ¡Oh campos verdaderos!
    ¡Oh prados con verdad frescos y amenos!
    ¡Riquísimos mineros!
    ¡Oh deleitosos senos!
    ¡Repuestos valles, de mil bienes llenos!

    Y si has llegado hasta aquí, mi deseo de que sigas enamorada de lo que sea o de quien sea. Y que sigas dejando correr la pluma, por supuesto.

    Un fuerte abrazo.

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  2. Gracias Emilio, besos.

    Preciosa peosia de Fray Luis. Abrazo.

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