miércoles, 6 de marzo de 2013

Calle. Relato.

Salgo otra vez a la calle, esta vez esta helada, casi helada, y no me importa el frío, es más me agrada el frío. Camino, veo las luces de las farolas,las sombras que dejan las personas en el suelo al pasar, observo el aire del ambiente. Me relajo, respiro hondo, dejo a la gente atrás, y sigo caminando, llego a un semáforo, me paro, espero que pasen todos los coches, y continúo mi camino, veo los escaparates de las tiendas, y me llama la atención un mendigo tirado en el suelo, que creo que esta durmiendo, paso a su lado, esta rodeado de cartones, seguro que ni siquiera siente el frío. Me alejo de él, y continúo el paseo, luego observo a unos niños sentados en un portal riéndose, y continúo mi camino, me agrada su sonreir pero sigo con mi paseo, y entonces, el aire empieza a a hacerme compañía, y a decirme bastantes cosas, y no para de charlar este aire. Que me envuelve, y me aleja del mundo, y de los demás. Me siento, entro en una cafetería, decido que hace frío, pido un café bien caleinte y me lo bebo sorbo a sorbo, la camarera es agradable, y su jefe está serio, sigo sumergida en mis pensamientos, en la cafetería no se está mal. Termino el café, pienso que me tengo que ir, volver, pago y me voy. A sido agradable, vuelvo a casa, cambio de camino, no quiero volver a ver al mendigo,esta noche helará, no creo que él muera, estaba bien arropado. Luego me pierdo dentro del horizonte de mis pasos, llego a un extraño lugar, que desconozco, lleno de flores extrañamente en invierno, parece una floristería , nunca había estado allí, me voy, es invierno y creo que veo visiones. Decido sentarme en el suelo y esperar, me siento en el escalón vacío de la floristería cerrada, veo pasar un enorme autobús, vacío. Creo que es de noche. Extrañamente no estoy perdida, me encontré.

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